Los colonos, con protección policial, irrumpieron la noche del domingo en el recinto sagrado en el cuarto día de Ramadán (noveno mes del calendario lunar islámico).
Según la agencia de noticias local Wafa, el Ministerio de Relaciones Exteriores palestino urgió a obligar a Israel a que cumpla sus compromisos y “detenga las violaciones de los lugares sagrados en Al-Quds, incluida la Mezquita Al-Aqsa, antes de que sea demasiado tarde”.
Este asalto a los fieles, indicó la Cancillería palestina, evidencia la “grave escalada” de la violencia contra los palestinos, además responsabilizó al régimen de Tel Aviv de las consecuencias.
The whole world must stand to protect Al-Aqsa mosque from the Israeli attacks because it is considered as an important place in #Islam #IsraeliTerrorism pic.twitter.com/U5TqpHS684
— Roze Hamd (@rozehamd25) March 27, 2023
El jueves, el primer día del Ramadán, al menos 300 extremistas asaltaron el complejo de Al-Aqsa, considerado el tercer sitio más sagrado del Islam.
El jefe del Comité Supremo Islámico de Al-Quds, el sheij Ekrima Sabri, advirtió que la mezquita es blanco de una campaña que comenzó a última hora del sábado con el asalto y la profanación de la sala de oración de al-Qibli.
El sheij Sabri señaló que los soldados israelíes están tratando de expulsar a los fieles del lugar sagrado para allanar el camino a los colonos y sus actos profanos.
Desde la ocupación de los territorios palestinos de Cisjordania en 1697, incluida la zona del este de Al-Quds, el régimen de Israel ha ido restringiendo más y más el derecho de los palestinos a rezar en la Mezquita Al-Aqsa.
En este contexto, a menudo, las fuerzas israelíes proveen protección a los colonos durante sus incursiones al lugar sagrado, hiriendo así los sentimientos de los palestinos y de los musulmanes en todo el mundo. Los colonos incluso realizan rituales judíos en la Mezquita Al-Aqsa y enarbolan la bandera del régimen ocupante en el lugar sagrado de los musulmanes.
Las tensiones que rodean este sitio religioso desempeñaron un papel importante en desatar la primera, la segunda y, ahora, la tercera Intifada (levantamiento general) del pueblo de Palestina.
El nuevo ataque se produce después de que la policía israelí aprobara el asalto a la Mezquita Al-Aqsa por instrucción del ministro de extrema derecha de seguridad israelí Itamar Ben-Gvir, quien junto a un grupo de colonos visitó el pasado 3 de enero el complejo, generando duras críticas y condenas a nivel internacional.
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