El periódico israelí Haaretz ha informado este miércoles que la policía israelí aprobó la semana pasada el uso de los aviones no tripulados (drones), cargados con granadas de gas lacrimógeno, a mayor escala.
El diario ha manifestado que las aeronaves fueron utilizadas durante una manifestación de los palestinos cerca de la Tumba de Raquel, en las afueras de la ciudad de Beit Lahm (Belén), en la Cisjordania ocupada.
Los drones también se utilizaron durante una protesta similar cerca del puesto de control de Qalandia, en el norte de Al-Quds (Jerusalén).
Según los informes, cada dron puede dejar caer entre seis y 12 botes de gas lacrimógeno.
En los últimos días, Al-Quds vive una nueva escalada de tensiones tras las protestas de los palestinos en rechazo a las restricciones del acceso a la explanada de la Mezquita Al-Aqsa, impuestas durante el sagrado mes de Ramadán, el mes del ayuno para los musulmanes.
La brutal represión israelí desde el inicio de Ramadán ha dejado unos 750 heridos entre los manifestantes palestinos, mientras que más de un centenar de personas han sido detenidas por los militares del régimen de ocupación.
Israel utilizó dichos drones por primera vez contra palestinos durante las protestas de 2018 en la Franja de Gaza. Entonces, además de los gases lacrimógenos, los soldados israelíes usaban efectivamente munición real, así como una combinación de balas y perdigones de acero recubiertos de goma, contra miles de personas que se acercaban a la valla divisoria entre los territorios ocupados palestinos y la bloqueada Franja de Gaza.
En marzo de 2019, una misión de investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) descubrió que las fuerzas israelíes cometieron violaciones de derechos humanos durante su represión contra los manifestantes palestinos en Gaza que pueden constituir “crímenes de guerra”.
El comisionado de la policía israelí, Kobi Shabtai, indicó anteriormente que “más allá de reducir los riesgos para nuestras fuerzas, [el uso de drones] nos permite llegar a lugares a los que antes no podíamos llegar”.
Sin embargo, los testigos denuncian que los drones no operan con tanta precisión como afirman los israelíes, y que los botes se lanzan sobre personas no involucradas.
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