La Secretaría de Relaciones Exteriores de México fijó el martes su posición en tres puntos debido a la reciente información sobre el posible envío de migrantes a México desde el país estadounidense.
El primer punto señalado por la Cancillería del país azteca es que el Gobierno de México no ha recibido una “solicitud formal” por parte de Estados Unidos para retornar a migrantes procedentes de ese país, como una medida para evitar propagación de coronavirus.
“En caso de que se materialice dicha propuesta (...) el Gobierno de México analizará sus alcances y actuará de manera soberana, en defensa de sus intereses, considerando, entre otros, la salud pública y los derechos humanos”, añadió el Ministerio mexicano de Relaciones Exteriores como el segundo punto de su posición.
Por último, expresó que México sigue estrictamente los protocolos delineados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para delimitar los impactos negativos de la enfermedad y colabora con las autoridades internacionales para mitigar el contagio de esta pandemia.
El diario estadounidense The New York Times informó el mismo martes que a causa de la pandemia del nuevo coronavirus (COVID-19), el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sopesa un plan de expulsar inmediatamente a México a todos los migrantes que ingresen de forma ilegal al país. Según los funcionarios, el presidente tiene la autoridad para tomar este tipo de medidas durante una pandemia.
Estados Unidos ya envía solicitantes de asilo no mexicanos a ese país bajo un programa conocido como Protocolo de Protección a Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés). La Corte Suprema de EE.UU. permitió la semana pasada que ese programa permaneciera vigente a la espera del resultado de un desafío legal.
Tal decisión estadounidense se ha tomado mientras que la Administración de Trump ha sido blanco de críticas de las autoridades y pueblo del país norteamericano y según los resultados de un sondeo, el 51 por ciento de la población estadounidense piensa que Trump no ha adoptado suficientes medidas para detener la rápida propagación del COVID-19 en el país. Por su parte, varios políticos y expertos advierten que el nuevo coronavirus es un arma biológica creada por el propio EE.UU.
La propagación del coronavirus comenzó en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019, pero la enfermedad se ha esparcido más allá de la China continental, y hoy alcanza a más de 165 países. De acuerdo con los últimos datos oficiales, el COVID-19 ha infectado a más de 6500 estadounidenses, de los cuales han fallecido unos 115, mientras que México solo tiene 93 casos afectados, sin decesos aún.
En tanto, funcionarios de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE.UU. afirmaron el 15 de marzo que ante la posibilidad de que empeore la situación, existe la posibilidad que la cifra de muertos por el COVID-19 en EE.UU. aumente a 1,7 millones.
Debido a todo esto, dicha medida del inquilino de la Casa Blanca podría ser en línea de su posición racista por la cual expulsa a los inmigrantes cada vez con una excusa y mantiene una postura dura hacia ellos, hasta ha ordenado la construcción de un muro en las fronteras sur y ha ignorado informes de malos tratos que reciben los refugiados latinoamericanos en los centros de detención del país norteamericano.
Aunque en décadas pasadas, Estados Unidos abrió sus puertas a refugiados, hoy se vive una experiencia diferente en la era de Trump, nacido en un país fundado por migrantes y casado con una migrante eslovena, Melania, que lejos de brindar protección, los rechaza sin ninguna gota de humanidad.
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