La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, ha dicho este martes que Washington no fue sorprendido por la reacción de Moscú ante la decisión de la Unión Europea (UE) y el Grupo de los Siete (G7) de fijar un tope al precio del petróleo ruso de 60 dólares por barril.
La vocera ha asegurado que “el objetivo del tope de precios siempre ha sido garantizar que el petróleo ruso con descuento continúe fluyendo a los mercados globales”.
“Y entonces, creemos que el tope a este nivel mantiene claros incentivos para que Rusia continúe exportando. No hacerlo tendría graves repercusiones para Rusia”, avisa Jean-Pierre durante una rueda de prensa.
Ha subrayado que Washington espera que la iniciativa recorte los ingresos energéticos de Rusia y evite que Moscú financie su operación militar en Ucrania.
Moscú, a su vez, asevera que se había preparado para dicha medida y asegura que no aceptará este techo. El país euroasiático ha contraatacado, diciendo que dejará de suministrar petróleo a Europa este mismo año.
“A partir de este año, Europa vivirá sin petróleo ruso. Moscú ya ha dejado claro que no suministrará petróleo a los países que apoyen la limitación de precios contra el mercado”, escribió el embajador ruso, Mijail Uliánov, ante los organismos internacionales en Viena
La embajada de Rusia en Estados Unidos ha calificado, también, de “peligroso” el tope al precio del petróleo ruso, aunque ha asegurado que el crudo ruso seguirá “teniendo demanda”.
Europa, rival siempre perdedor
Muchos expertos opinan que la iniciativa, impulsada por Washington, afecta más que todo a la maltrecha economía europea, pues el bloque comunitario, sumiso a EE.UU., ya está perdiendo miles de millones de euros y decenas de miles de empleos como consecuencia de las sanciones a Rusia.
Asimismo, especialistas ven poco probable que el tope del precio del petróleo perjudique los ingresos de Rusia, dado que Moscú dirigirá sus exportaciones a otros mercados más rentables.
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