La portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, anunció el lunes que Trump estaba recientemente en contacto con los congresistas que se encuentran por el momento en cuarentena para probar si dan positivo por el nuevo coronavirus 2019 (COVID-19), pero no se someterá a una prueba pertinente.
Defiende que los contactos no eran largos ni se realizaron desde cerca, por lo que el mandatario carece de los síntomas de haberse contagiado con el nuevo virus.
“El presidente no se ha hecho la prueba del coronavirus porque no ha tenido contacto cercano prolongado con ningún paciente confirmado conocido con COVID-19, ni tiene ningún síntoma”, señaló Grisham en un comunicado.
Trump, de acuerdo con la funcionaria, goza de “salud excelente” y su médico vigila minuciosamente su estado de salud “de manera cercana”.
Trump atendió hace diez días la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, en inglés), que tuvo lugar en National Harbor (Maryland) y que según se ha sabido uno de sus participantes ha contraído el coronavirus.
Varios líderes republicanos que también participaron en la CPAC están ahora en cuarentena, entre ellos algunos que estuvieron en contacto directo con el presidente.
Entre los congresistas en cuarentena están Mark Meadows, nombrado como nuevo jefe del gabinete de la Casa Blanca; Doug Collins, que participó el viernes de un acto con Trump en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC); y Matt Gaetz, que el 2 de marzo, voló junto al mandatario en el Air Force One. El senador republicano Ted Cruz es otro de los lideres ahora en cuarentena tras asistir a la conferencia conservadora.
Además de congresistas, el virus podría haber contagiado también al teniente general Christopher Cavoli y a los miembros de su personal, según informó el lunes, el secretario del Ejército de Estados Unidos, Ryan McCarthy.
A pesar de los intentos de la Casa Blanca por esconder las cifras de contagiados por la enfermedad en el país norteamericano, el rotativo británico The Guardian, citando a varios expertos en salud, ha advertido de la mala situación en la que se encuentra el sistema sanitario de EE.UU. ante la posibilidad de una mayor propagación del nuevo coronavirus en el país norteamericano.
El virus ha infectado a por lo menos 600 personas y dejado unos 22 muertos en EE.UU., hasta la fecha.
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