Las relaciones bilaterales entre Israel y EE.UU. han evolucionado a partir del apoyo de Washington al surgimiento del régimen de Tel Aviv tras ocupar los territorios palestinos en 1948.
El compromiso de EE.UU. de ayudar a la entidad sionista es tan inmenso que se hace de la vista gorda ante sus crímenes contra el pueblo palestino. Israel es un aliado estratégico de EE.UU. y las relaciones de ambos fortalecen la presencia de Estados Unidos en el oeste de Asia, región rica en petróleo.
A pesar de que, desde 1948, han llegado al poder diferentes gobiernos en EE.UU., casi todos han compartido la misma idea; es decir, otorgar apoyo militar a Israel.
En 2018, Estados Unidos entregó un paquete de ayuda militar sin precedentes a Israel, valorado en más de 38 000 millones de dólares y destinado a hacer frente a sus adversarios en la región.
Israel es el mayor receptor de ayuda acumulada de EE.UU. Desde la Segunda Guerra Mundial recibió en calidad de ayuda 124 300 millones en dólares, según datos del Servicio de Investigación del Congreso del país norteamericano.
El apoyo de EE.UU. a Israel no se limita a la ayuda militar sino que Washington utiliza su peso en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para vetar las resoluciones que condenen la ocupación israelí.
Como ejemplo, Estados Unidos bloqueó todos los proyectos de resolución —en 1976, 1980, 1983, 1997 y 2011— que exigían a Israel a retirarse de todo el territorio palestino, respetar los “derechos inalienables del pueblo palestino” y detener la construcción de los asentamientos ilegales en los territorios palestinos.
mkh/ncl/rba