El presidente Gustavo Petro se pronunció sobre la llegada de estos colombianos, afirmando que “un migrante no es un criminal”. El primer vuelo aterrizó en Bogotá con 110 deportados, seguido poco después por un segundo que trajo a otros 95, quienes fueron calificados como “criminales” por el presidente de EE.UU., Donald Trump, una declaración que no pasó desapercibida.
El canciller de Colombia subrayó que todos los deportados carecían de antecedentes penales, reafirmando que “ser migrante no es un delito”.
Algunos testimonios revelan las difíciles condiciones que vivieron en Estados Unidos. Carlos Gómez, uno de los repatriados, denunció el trato indignante que recibieron durante su detención.
Este retorno se realizó tras un acuerdo entre ambos países, ya que el Gobierno de Petro ha insistido en que cualquier repatriación debe respetar la dignidad de los migrantes.
Además, Petro anunció un plan de crédito destinado a facilitar la reintegración de los migrantes en Colombia. Este plan busca ofrecer apoyo financiero y asociativo a aquellos que regresan al país.
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