• El premier canadiense, Justin Trudeau, habla durante una conferencia de prensa en Ottawa, la capital, 25 de junio de 2021. (Foto: AFP)
Publicada: sábado, 26 de junio de 2021 2:11

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dice que la nación está “avergonzada” por la retrógrada política gubernamental hacia los niños aborígenes del país.

Canadá se vio sacudida el jueves por el hallazgo de más de 750 tumbas con cadáveres de niños indígenas en el estado de Saskatchewan (oeste), donde funcionaba un internado para estudiantes indígenas, gestionado por la Iglesia católica.

Esta fue una política gubernamental increíblemente dañina que fue la realidad de Canadá durante muchas, muchas décadas y los canadienses de hoy están horrorizados y avergonzados de cómo se comportó nuestro país”, ha subrayado Trudeau.

En declaraciones formuladas durante una conferencia de prensa realizada este viernes en Ottawa, la capital, el premier ha detallado que la política de aquel tiempo arrancó a niños de sus hogares, de su cultura y de su idioma y “los forzó a asimilarse”, ha lamentado.

 

Consultado sobre si se justificaba una investigación criminal, como exigen varios líderes indígenas, Trudeau ha confirmado que su Gobierno está dispuesto a tomar medidas necesarias para “conocer la verdad”.

En otra parte de sus declaraciones, ha anunciado que le había pedido al papa Francisco, el líder de Iglesia católica del mundo visitar Canadá y ofrecer disculpas por los abusos en las escuelas administradas por sacerdotes de esa confesión religiosa.

“He hablado personalmente y directamente con su santidad el Papa Francisco para recalcarle lo importante que es no solo que se disculpe, sino que se disculpe con los canadienses indígenas en suelo canadiense”, ha añadido.

Los medios locales estiman que el número de niños que falleció en los internados oscila entre 3000 y 6000. Los líderes de la tribu Primera Nación insisten en que la historia nunca debe repetirse.

La separación forzosa de hijos de las comunidades indígenas de sus padres formaba parte de un gran programa colonial diseñado para despojar a las naciones indígenas de su historia y su cultura, y anular su futuro.

A pesar de que la Iglesia católica era cómplice directo de estos crímenes contra los niños autóctonos, el papa Francisco se nunca expresó su pesar por lo ocurrido.

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