Hace pocas semanas, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmaron que estaría cerrado antes de fin de año, el acuerdo de libre comercio entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y Europa.
Pero alcanzar el esperado pacto no parece tan fácil. Esto porque la propuesta de la Unión Europea (UE) incluye puntos que prevén sanciones a los países que no cumplan los acuerdos climáticos de París de 2015. Brasil, uno de los socios más importantes del pacto, ve esta cláusula como una amenaza en su contra.
La firma del pacto, negociado desde 1999 y acordado en 2019, fue frenada por la cuestión medioambiental. Los europeos exigían garantías adicionales por la deforestación en la Amazonía, que resultó en alza durante la era del expresidente brasileño, Jair Bolsonaro. El actual mandatario ha presentado planes para combatir la deforestación. Lula, hace poco, también había calificado de inaceptable las condiciones de Bruselas.
En su intervención en la Cumbre por un Nuevo Pacto Financiero Mundial, que se desarrolló en París, Lula criticó el que las instituciones mundiales, políticas y financieras, funcionan de manera errónea y deben recuperar fuerza para poder solucionar problemas mundiales, incluido el cambio climático.
En su intervención, el mandatario brasileño volvió a plantear la idea de crear una moneda común en América Latina para independizarse del dólar en las transacciones comerciales. Afirmó que el asunto será una de las prioridades de la próxima cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, La India, China y Sudáfrica).
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