Cerca de 33 millones de brasileños están convocados hoy para elegir a los alcaldes y concejales de 57 ciudades del país, entre ellas Río de Janeiro.
Con los centros electorales abiertos desde las 10H00 GMT, los brasileños seguían votando en los municipios donde ningún candidato obtuvo más del 50 por ciento de los votos válidos en la primera vuelta realizada el pasado 2 de octubre, teniendo hasta las 19H00 GMT para depositar su sufragio.
En el balotaje, la votación polarizada de Río de Janeiro es la que concentra toda la atención. La disputa en Río será entre Marcelo Crivella, un obispo evangélico que cuenta con una intención de voto del 43 por ciento, y Marcelo Freixo, un profesor progresista a quien los sondeos dan 37 por ciento, según los últimos cálculos.
La primera vuelta de las elecciones en esta ciudad dejó fuera de la carrera a Pedro Paulo Carvalho Teixeira, candidato por el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del presidente Michel Temer.
Uno de los puntos calientes de la elección se encuentra hoy en Paraná, donde el Tribunal Superior Electoral (TSE) pidió el refuerzo de agentes federales por la ocupación de escuelas por cientos de alumnos de secundaria contra las reformas de Temer, que forzó el cambio de unos 200 centros electorales.
Dadas las protestas sostenidas por cientos de jóvenes en tres ciudades del estado de Paraná contra la política educativa de Temer, el TSE autorizó la presencia militar en las zonas. Más de 10.000 militares vigilan este proceso electoral.
Desde mediados de octubre, los estudiantes brasileños mantienen ocupados más de mil centros docentes en toda la nación en rechazo al decreto de la Reforma de Enseñanza Media de Temer que elimina la obligatoriedad de asignaturas como Sociología, Filosofía, Educación Física y Artes. Al mismo tiempo, impone la jornada integral, flexibiliza el trabajo docente y plantea una estratificación de las escuelas públicas.
Asimismo, tras la aprobación de la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 241 impulsada por el Gobierno de Temer, la cual busca congelar la inversión pública por 20 años, Brasil fue escenario de las protestas de estudiantes y otros sectores de la sociedad.
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