• Tiendas cerradas en los territorios ocupados palestinos por la pandemia del coronavirus.
Publicada: domingo, 22 de noviembre de 2020 14:19
Actualizada: domingo, 22 de noviembre de 2020 14:55

La economía de Israel se encuentra a “los niveles más bajos jamás conocidos” por carecer de presupuesto estatal, reformas necesarias y un plan para 2021.

El diario local Haaretz, en un artículo publicado este domingo, ha advertido de las catastróficas consecuencias de la crisis económica que aqueja al régimen israelí, aseverando que la crisis se intensificará en 2021.

Sin presupuesto estatal, sin reformas económicas, sin plan para el año que viene y sin luz al final del túnel para decenas de miles de personas que trabajan por cuenta propia, cuyos negocios colapsaron, y los 800 000 desempleados que apenas se las arreglan”, ha criticado.

Al respecto, el informe aduce que el ministro de finanzas, Yisrael Katz, aunque no creó la crisis de la pandemia del nuevo coronavirus ―causante de la COVID-19―, sí la empeoró, porque está actuando guiándose por estrechas consideraciones políticas y una total falta de comprensión de su trabajo.

Haaretz destaca que este año en curso terminará con un crecimiento negativo sin precedentes del 6 % y un profundo déficit del 13 %, así como una terrible tasa de desempleo de alrededor del 20 %.

 

Según las previsiones del banco central israelí, la crisis económica continuará en 2021 debido a una grave escasez presupuestaria y un aumento en el número de desempleados a unos 500 000, con un crecimiento nulo.

Previamente, el diario israelí había informado de una tasa de desempleo del 70 % en la ciudad de Eilat, ubicada en el sur de los territorios ocupados palestinos, explicando que estas personas fueron despedidas y se vieron obligadas a trabajar sin sueldo a raíz de la pandemia de la COVID-19, que ha incidido enormemente en el sector turístico de esta urbe portuaria.

El nuevo informe de Haaretz ve la luz en momentos en que los territorios ocupados palestinos son escenario de multitudinarias protestas por la mala gestión del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de las crisis sanitaria y económica ―ambas provocadas por la pandemia de la COVID-19―, y las restricciones impuestas por su gabinete, que no solo no han podido frenar la propagación del brote vírico, sino que han dejado sin empleo y sin dinero a muchos israelíes.

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