El pacto de poder compartido estipulaba que Israel aprobaría un presupuesto bianual, pero Netanyahu ahora está pidiendo un presupuesto para 2020. Gantz insiste en cumplir con el acuerdo que sería su póliza de seguro para una transición suave del poder.
La disputa entre el premier del régimen israelí, Benjamín Netanyahu, y su principal socio de coalición, Benny Gantz, por la aprobación del presupuesto amenaza con desencadenar una cuarta elección en poco de más de un año, en medio de una crisis económica alimentada por el brote de la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19.
Las discrepancias se concentran sobre si aprobar un presupuesto de dos años, como quiere Gantz, o dos presupuestos, como prefiere Netanyahu. Si el parlamento no aprueba el presupuesto antes del 25 de agosto, se ordenará automáticamente una nueva votación.
Netanyahu alega que un presupuesto de dos años requeriría importantes recortes y dañaría la economía. Gantz lo consideró un “cuento de hadas”.
La imposibilidad de resolver la disputa podría proporcionarle a Netanyahu una salida rápida del acuerdo con Gantz y permitirle permanecer en el cargo a través de una campaña electoral.
Algunos analistas señalan que el juicio por corrupción de Netanyahu, que comenzó en mayo, es el catalizador de la crisis. Un voto rápido podría llevar a una demora en los procedimientos y podría optar por aplicar una ley para bloquear su enjuiciamiento si gana otro mandato.
También hay preocupaciones de que una nueva elección y probablemente conversaciones de coalición prolongadas tengan un impacto devastador en una economía que ya se espera que se contraiga un 6 % este año, con el paro ahora por encima del 21 %. A todo esto se suman las crecientes protestas de los ciudadanos contra la corrupción de Netanyahu y su mala gestión ante la COVID-19.
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