Según dicha declaración, el príncipe heredero saudí, Mohamad bin Salman, y la primera ministra británica, Theresa May, han coincidido en la importancia de “desarmar” a Hezbolá y “hacer frente al papel desestabilizador” que desempeña en la región.
También han acordado apoyar a Beirut para “extender” el control sobre su territorio, donde Hezbolá se perfila entre las fuerzas políticas de El Líbano, algo que evidentemente ni Londres ni Riad desean, pues dicho grupo ha contribuido mucho en la victoria de Irak y Siria ante los terroristas.
Irán y el papel que este país desempeña en la región también figuran en la declaración final, donde el Reino Unido y Arabia Saudí señalan que Teherán debe respetar el principio de buena vecindad y no “interferir” en los asuntos internos de otros países.
Irán, por su parte, rechaza las acusaciones de injerencia lanzadas en su contra por Riad y sus aliados, y asegura que su papel en la región y su poder militar benefician a las naciones de la zona.
Londres y Riad enfatizan, asimismo, que Irán debe adoptar “medidas prácticas” para crear confianza y solucionar las diferencias con sus vecinos por “medios pacíficos”. Estas observaciones, no obstante, poco tienen que ver con Irán, país que, de hecho, no ha atacado a ninguno de sus vecinos, pero resultan irónicas en el caso de Riad, ya que los Al Saud llevan más de tres años, desde 2015, atacando a Yemen, el país más pobre de la región, y sus armamentos, los que recibe del Reino Unido, tienen poco de pacíficos.
Sobre la agresión saudí a Yemen, el Reino Unido y Arabia Saudí hablan de hallar una solución política que ponga fin a la crisis humanitaria, pero recordamos que la ha provocado Riad. También han insistido en que cualquier medida diplomática debe poner fin a las “amenazas de seguridad” lanzadas contra la península arábiga y otros países de la región.
Ambas partes además han acordado fortalecer la cooperación en diferentes campos como la educación, la ciencia, la tecnología y el sector financiero.
Como parte de un pacto multimillonario, Arabia Saudí ha firmado un acuerdo preliminar para comprar al Reino Unido 48 cazas Typhoon, y mantener un arsenal que actualmente usa contra la oprimida nación yemení.
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