Así lo ha indicado el Ejército yemení y el movimiento popular Ansarolá de ese país en un comunicado emitido hoy domingo, afirmando que las operaciones misilísticas se llevan a cabo como un acto de represalia ante las agresiones de Arabia Saudí y sus aliados al territorio yemení.
La advertencia se produce un día después de que las fuerzas yemeníes lanzaran un misil balístico de largo alcance Borkan-H2 (Volcán) contra una refinería de petróleo de la provincia de Yanbu, en el oeste del territorio saudí, y a consecuencia del cual se incendió una de sus instalaciones.
A continuación, el comunicado añade que el ataque fue en respuesta a la ejecución de los yemeníes inocentes que fueron detenidos en la provincia de Taiz, en el suroeste de Yemen.
Arabia Saudí lidera una campaña mortífera contra Yemen en un intento por restaurar en el poder al fugitivo expresidente yemení Abdu Rabu Mansur Hadi, estrecho aliado suyo, y reprimir el levantamiento de Ansarolá, que defiende los intereses del pueblo.
Asimismo, Riad justifica sus ataques arguyendo que busca acabar con la supuesta "amenaza" de Ansarolá, que lucha contra los terroristas de Al-Qaeda en la zona.
La campaña militar saudí ha permitido que Al-Qaeda fortalezca su presencia en la península arábiga, en particular en Yemen.
La agresión saudí ha dañado seriamente la infraestructura del país. Un centro pro derechos humanos yemení estima que los bombardeos saudíes han dejado más de 33.000 muertos y heridos, entre ellos mujeres y niños.
Asimismo, en un momento en que Yemen se enfrenta a una hambruna, la monarquía saudí lleva ataques contra granjas de ganado, fabricas de alimentos, pozos de agua, mercados, puertos, aeropuertos, carreteras y puentes de los que depende el suministro efectivo de ayuda alimentaria.
Casi la mitad de las 22 provincias del Yemen están al borde del hambre, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
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