Según se aprecia en un vídeo, los combatientes de Ansarolá destruyeron un tanque del Ejército saudí que circulaba por el distrito de Sirwah, sito en la provincia nororiental yemení de Marib, utilizando un misil antitanque guiado.
Por su parte, el canal de televisión yemení Al-Masirah informó, la misma jornada del viernes, de la muerte de tres guardias fronterizos saudíes: dos de ellos por disparos de francotiradores yemeníes, mientras que el tercero en un ataque del Ejército yemení contra un campamento militar en la región suroccidental saudí de Jizán.
Las fuerzas de Ansarolá aseguraron que llevaron a cabo estos ataques en respuesta a más de 70 bombardeos realizados por el régimen de Riad contra siete provincias yemeníes, que rompieron el alto el fuego anunciado con fecha anterior por el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry.
Desde otro frente del conflicto, la agencia oficial yemení de noticias SABA dio a conocer el viernes que el Ejército y los comités populares repelieron un ataque lanzado por las fuerzas apoyadas por Arabia Saudí contra el distrito de Naim, en la provincia suroccidental de Taiz, matando e hiriendo a un número indeterminado de “mercenarios saudíes”.
Además, los combatientes de Ansarolá incautaron grandes cantidades de armas y munición a los milicianos prosaudíes en el norte de la provincia de Marib y cerca de la frontera con el reino árabe.
Desde marzo de 2015, el régimen de Riad realiza una campaña de ataques aéreos contra cualquier objetivo, incluido civiles, en Yemen, en un intento por restaurar en el poder al fugitivo expresidente yemení Abdu Rabu Mansur Hadi, un estrecho aliado de los saudíes.
En los 18 meses de la guerra saudí contra el país más pobre del mundo árabe han muerto más de 7000 civiles, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS); sin embargo, organismos nacionales estiman que la cifra dada por el ente internacional es superada con creces.
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