“Exige al Gobierno de los Estados Unidos, el respeto a las garantías e inmunidades previstas para el personal y sede diplomáticas, contempladas en la Convención de Viena de 1961, teniendo presente su calidad de país sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)”, afirmó el lunes la Cancillería venezolana en un comunicado.
La nota se emitió en reacción a las agresiones de las que fueron objeto el embajador venezolano ante la ONU, Rafael Ramírez, y su familia, el domingo, en Nueva York.
La Cancillería venezolana señaló que las agresiones cometidas contra representantes del cuerpo diplomático y sus familiares “reflejan la campaña de odio y agresión cotidiana” proyectada sobre Venezuela.
En este sentido, la citada Cartera recordó al Gobierno estadounidense que, conforme a la Convención de Viena, el Estado receptor es responsable de garantizar la seguridad de todos los miembros de la misión y debe adoptar “todas las medidas adecuadas para impedir cualquier atentado contra su persona, su libertad o su dignidad”.
Exige al Gobierno de los Estados Unidos, el respeto a las garantías e inmunidades previstas para el personal y sede diplomáticas, contempladas en la Convención de Viena de 1961, teniendo presente su calidad de país sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)”, afirmó la Cancillería venezolana en un comunicado.
Por tanto, reclamó “la aplicación de las sanciones” contra los agresores del personal diplomático acreditado y sus familiares.
El Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció que es la segunda vez que la misión de Venezuela en Naciones Unidas es parte de los ataques de “la violencia opositora”, después de que un sujeto entrara el pasado 12 de mayo en la sede de la Misión venezolana y agrediera a varios funcionarios que se encontraban en la misma.
Esta acción forma parte de una serie de agresiones, persecuciones, atropellos y hostigamientos ejecutados por opositores en el exterior contra funcionarios diplomáticos venezolanos, familiares de líderes de la Revolución y hasta nacionales de otro país que simpatizan con la Revolución Bolivariana, todo esto producto de la campaña de odio y descalificación adelantada por portavoces de la oposición y amplificada por los medios de comunicación que les son subsidiarios.
Entre EE.UU. y Venezuela —que permanecen sin embajador desde 2010— prevalecen las tensiones. El Gobierno de Maduro acusa a Washington de “injerencias” en los asuntos internos de su país y de organizar un “golpe de Estado” en su contra a través de “financiar a grupos violentos” de la oposición que realizan, desde abril, protestas violentas que han dejado más de 90 muertos.
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