El objetivo principal del referéndum de este domingo consiste en sustituir el actual sistema parlamentario del país, establecido en 1924 por el fundador de la República de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk, por un sistema presidencial.
En caso de conseguir el apoyo de la nación turca, la aplicación de los cambios empezará en 2019, lo cual incluso permitiría a Erdogan poder ser presidente con amplios poderes hasta el año 2029 o el 2034.
Pues, según define el plan, la gestión del presidente está limitada a dos mandatos de cinco años cada uno. Sin embargo, si el Parlamento convoca elecciones anticipadas durante el segundo mandato del jefe de Estado, este puede volver a presentarse y, si gana, empieza un nuevo cómputo de los cinco años del mandato.
Por lo tanto, si el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) gana en noviembre de 2019 y logra a finales del segundo mandato la mayoría necesaria para convocar nuevas elecciones, Erdogan podría permanecer en el poder hasta 2034.
Otro punto clave del proyecto, rechazado por la oposición turca y diferentes organismos internacionales, como la Unión Europea (UE), es la eliminación del cargo de primer ministro y la transferencia de todos sus poderes al presidente, asume así la jefatura del Estado y la del Gobierno.
El presidente se encargaría de nombrar a los ministros y otros altos funcionarios, sin necesidad de consulta o aprobación del Parlamento, además de eliminarse la posibilidad de que los ministros puedan perder el cargo por una moción de censura.
De igual manera, el presidente tendrá el aval de ejercer el Poder Ejecutivo al margen del Parlamento y por medio de decretos vinculantes, pero estos podrían ser sustituidos y anulados posteriormente por los parlamentarios.
A causa de las reformas, el presidente también podría permanecer a un partido político y liderarlo, un punto prohibido en la actual Constitución del país, razón por la cual Erdogan tuvo que entregar su carné del AKP, formación que él fundó, cuando fue elegido dignatario en agosto de 2014.
Igualmente, se introduce el cargo de vicepresidente como representante o posible sustituto del jefe de Estado, función ejercida hasta ahora por el presidente del Parlamento. La elección y el número de los vicepresidentes se deciden por el presidente, sin intervención alguna del Parlamento.
También, el jefe de Estado tendría la potestad de disolver el Parlamento en cualquier momento y convocar elecciones anticipadas.
Todos estos puntos, entre varios otros que componen las reformas previstas de Erdogan, han recibido el rechazo de la oposición turca y son tachados de buscar el establecimiento de un sistema autoritario en el país.
El líder del principal opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco), Kemal Kılıcdaroglu, señaló a Erdogan que la Presidencia no es un cargo para el ‘ego sin límite’ del ser humano.
Las reformas, asimismo, han dañado las relaciones entre Turquía y la UE y sus planes para integrarse en el bloque europeo. El pasado 10 de abril, Erdogan tildó de “locos” a los líderes europeos por cuestionar el referéndum constitucional de Turquía.
tas/ctl/ftm/msf
