En un mitin celebrado el lunes en la ciudad turca de Çorum (norte), el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, acusó en concreto, a ciertos países europeos de recurrir a cualquier herramienta, incluidas organizaciones terroristas, en un intento por persuadir “abiertamente”, a los ciudadanos turcos para que voten en contra del citado referéndum, previsto para el 16 de abril.
“Es posible que algunos de nosotros que somos inatentos, no entendamos la importancia de ese referéndum histórico, pero algunos lo saben bien (…) El Occidente está lanzando abiertamente, la campaña NO en sus canales televisivos y en sus titulares (de sus periódicos)”, indicó Erdogan ante sus simpatizantes en Çorum.
El Occidente está lanzando abiertamente, la campaña NO en sus canales televisivos y en sus titulares (de sus periódicos)”, indicó el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Asimismo, el mandatario turco se mostró convencido de que el Occidente busca "frenar" el desarrollo del país, al iniciar esa campaña, y a la vez, lo acusó de continuar los esfuerzos para "dividir" el país.
“Vamos a darles una dura lección a los que agitan el dedo hacia nosotros (…) La mejor respuesta se las darán nuestros hermanos a través del referéndum”, adelantó Erdogan.
De igual manera, el jefe de Estado turco acusó a algunos países occidentales de apoyar al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo), al que Ankara considera una organización terrorista, previa al referido plebiscito, además de restringir reuniones entre los ministros turcos y la comunidad turca que reside en el extranjero.
Las relaciones entre Turquía y la Unión Europea (UE) se han tensado enormemente desde que varios Gobiernos europeos prohibieron mítines de representantes de Erdogan en el marco del referéndum de abril. La situación es especialmente difícil con Holanda y Alemania. Las autoridades de estos países europeos impidieran actos públicos turcos a favor de esta consulta.
La iniciativa, la mayor reforma política de la historia contemporánea turca, busca ampliar el poder del presidente y abolir, entre otros, el cargo del primer ministro. Los críticos, particularmente las autoridades europeas, advierten de que la medida atenta contra la democracia y otorgaría a Erdogan el poder de un autócrata.
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