• El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
Publicada: lunes, 29 de febrero de 2016 1:42

Al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no le ha gustado para nada la decisión del Tribunal Constitucional de liberar dos periodistas que revelaron el envío de municiones por Turquía a los grupos armados en Siria.

“Mantengo mi silencio sobre la decisión del Tribunal Constitucional, pero no acato”, ha manifestado este domingo el mandatario turco en reacción a la liberación de los dos conocidos periodistas Can Dündar y Erdem Gül.

La Policía de Turquía arrestó el 26 de noviembre de 2015 a Dündar, redactor jefe del diario opositor turco Cumhuriyet, y a su colega Gül, responsable de la redacción en Ankara del periódico, y la Fiscalía turca los acusó de “espionaje”, intento de subversión y apoyo al terrorismo.

Mantengo mi silencio sobre la decisión del Tribunal Constitucional, pero no acato”, ha declarado el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Erdem Gül (izquierda) y Can Dündar.

 

Su detención se debe a la divulgación de un video por Cumhuriyet, que muestra un camión turco, escoltado por agentes de los servicios secretos turcos, supuestamente cargado con munición destinada a los grupos armados en Siria, Erdogan denunció como espías a quienes divulgaron la grabación e incluso exigió la cadena perpetua para el responsable de esta información.

Sin embargo, tras más de tres meses en prisión el Tribunal Constitucional de Turquía dictaminó el pasado jueves que el encarcelamiento de los dos mencionados periodistas equivalía a una violación de sus derechos.

El jefe de Estado turco ha subrayado ante los reporteros que ni puede aceptar la decisión de dicho Tribunal ni respetarla o seguirla, volviendo a enfatizar que su acción no se trataba de libertad de expresión sino que era “espionaje”.

En una rueda de prensa en el Aeropuerto Internacional Ataturk de Estambul (la ciudad más grande de Turquía), ha hecho hincapié en que los medios de comunicación no deberían tener “libertad ilimitada”.

No obstante, Recep Tayyip Erdogan ha ratificado que él siempre ha defendido la libertad de palabra, pero al mismo tiempo ha justificado que no existe “libertad absoluta” en ningún parte del mundo.

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