Cada año, cientos de miles de iraníes se congregan en el mausoleo del Imam en el sur de Teherán, la capital, para reiterar su compromiso con los valores revolucionarios y los ideales de su gran líder.
El acto será precedido por un discurso del Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei. Y para el cierre, los devotos iraníes asisten a una ceremonia de Iftar (la comida para romper el ayuno en el mes sagrado de Ramadán).
Según las estimaciones de los organizadores, el evento contará con la participación de cientos de miles de iraníes procedentes de diferentes ciudades, así como invitados extranjeros y representantes de otros países residentes en Irán.
Procesiones de duelo similares se llevan a cabo en otros puntos del territorio iraní en las que los asistentes renuevan su lealtad a los ideales y anhelos de la Revolución Islámica, encabezados por el Imam Jomeini y su sucesor el ayatolá Jamenei.
El Imam Jomeini falleció el 3 de junio de 1989 a la edad de 87 años, cuando habían transcurrido unos 10 años del triunfo de la Revolución y el establecimiento de la República Islámica.
Para sus seguidores, este personaje sin parangón que se adelantó a su tiempo, es el símbolo de la resistencia y la lucha contra la supremacía y el imperialismo, y el adalid de los valores del Islam verdadero.
Dedicó varios años de su vida a encararse ante el régimen monárquico de Pahlavi tanto durante su estancia en el país persa como durante su exilio en Turquía, Irak y Francia hasta el logro definitivo de la Revolución Islámica de Irán el 11 de febrero de 1979.
En los años posteriores, el Imam Jomeini dirigió y protegió al país persa ante varias conspiraciones interiores y exteriores, incluida la guerra impuesta por el exrégimen baasista de Saddam Husein a Irán (1980-1988).
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