Dos fuentes “militares-diplomáticas” rusas, citadas de manera anónima por el periódico local Kommersant, han corroborado este miércoles un ataque con mortero lanzado el 31 de diciembre de 2017 por los grupos “radicales” contra el referido aeródromo militar, en la ciudad costera de Latakia.
En esta acción quedaron seriamente dañadas siete aeronaves rusas, a saber: cuatro bombarderos Sujoi Su-24, dos cazas Su-35S, así como un avión de transporte militar Antonov An-72.
La ofensiva de las bandas terroristas dejó, además, diez soldados rusos heridos, han agregado las fuentes, sin brindar más detalles al respecto, según ha recogido, a su vez, la agencia británica de noticias Reuters.
Por el momento, pese a que el Ministerio ruso de Defensa se ha negado a realizar comentarios en este sentido, horas antes sí que había confirmado la muerte de dos aviadores rusos al estrellarse un helicóptero militar Mi-24 en Siria, esa misma fecha.
De confirmarse esta información, este ataque marcaría la mayor pérdida de equipos militares sufrida por Moscú desde que diera inicio a una campaña de ataques aéreos contra blancos de los grupos terroristas, sobre todo del EIIL (Daesh, en árabe), a finales de septiembre de 2015, de acuerdo con el medio ruso.
La ofensiva se produjo semanas después de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, realizara una visita sorpresa a la base de Hmeimim, donde fue recibido por su homólogo sirio, Bashar al-Asad y desde donde afirmó a las tropas rusas que ya volverían “a casa tras su triunfo” en la guerra contra el terror en el país árabe.
A finales de diciembre de 2017, Rusia comenzó a establecer un contingente militar permanente en Hmeimim y una base naval en el puerto de Tartus, pese a que el jefe ruso de Estado ordenara una “significativa” retirada de las unidades militares rusas de Siria.
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