La empresa israelí ImageSat, que opera el satélite Eros-B, difundió el 18 de octubre las imágenes de la base aérea siria de Ramadan, a unos 50 kilómetros al este de la capitalina ciudad de Damasco, donde, según la aviación militar del régimen de Israel, días antes había destruido una batería del sistema de defensa aérea S-200 del Ejército sirio.
Las fotos muestran evidencias de la agresión israelí a la base militar siria, donde se habían desplegado los mencionados misiles antiaéreos de fabricación soviética.
Los expertos militares rusos citados el lunes por el portal ruso Vestnik-RM, tras analizar la foto, aseguraron que las lanzaderas de los misiles S-200 salieron indemnes del bombardero israelí.

Los analistas, que hablaron bajo condición de anonimato, repiten que las imágenes solo corroboran con certeza la destrucción de un radar en el ataque, algo que una bomba guiada antirradar podría haber hecho. Destacan, asimismo, que el Ejército sirio, al instalar nuevos equipos, ha restablecido el funcionamiento de esta unidad del sistema antiaéreo de defensa.
Estas afirmaciones coinciden con la versión ofrecida por el Ejército sirio. Este confirmó “los daños materiales” ocasionados por la agresión israelí, pero rechazaron las alegaciones israelíes sobre que toda la batería había sido “destruida”.
Por otro lado, el Ministerio sirio de Defensa anunció que el Ejército disparó misiles S-200 contra los aviones agresores israelíes, posiblemente F-35, y golpeó directamente a una de las aeronaves, versión desmentida por Tel Aviv.
Sin embargo, un día después del ataque israelí, las medio israelíes reportaron que un cazabombardero furtivo de quinta generación F-35 israelí quedó inoperante, conforme al ejército israelí, como resultado de una supuesta “colisión con aves” durante un vuelo de entrenamiento. Este anuncio despertó las sospechas de que Israel mantiene en secreto que uno de sus F-35 fue alcanzado por un misil S-200 ruso en Siria.
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