De acuerdo con un informe desclasificado del espionaje estadounidense, el presidente de Siria, Bashar al-Asad, ordenó y organizó el ataque en Jan Sheijun, ciudad bajo el control de los rebeldes. Damasco, sin embargo, rechaza rotundamente cualquier vinculación y reitera que atacó un depósito de armas perteneciente a los terroristas, donde resultó haber materiales químicos almacenados.
El Occidente acusa a Damasco del uso de armas químicas contra su propia gente, pero el Gobierno sirio entregó en 2014 su arsenal químico a la Organización de Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), y en enero de 2016 dicho organismo anunció su total destrucción, cercenando así los esfuerzos de los terroristas y sus patrocinadores para achacar a este país el empleo de ese tipo de armamento.
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