“Tenemos dos desafíos en Siria. Uno es (el grupo terrorista) EIIL (Daesh, en árabe) y otro es Irán. La mayor amenaza procede de su influencia y no solamente de su programa nuclear”, dijo el ministro de energía del régimen israelí, Yuval Steinitz.
En una entrevista concedida al rotativo israelí The Jerusalem Post y publicada el jueves, Steinitz acusó a Teherán de querer transformar Siria en una especie de extensión de Irán, lo que consideró la “amenaza más inmediata y urgente” para el régimen de Israel, Jordania, Arabia Saudí y otros países de la región.
Tenemos dos desafíos en Siria. Uno es (el grupo terrorista) EIIL (Daesh, en árabe) y otro es Irán. La mayor amenaza procede de su influencia y no solamente de su programa nuclear”, dijo el ministro de energía del régimen israelí, Yuval Steinitz.
Así, Steinitz presentó a Daesh de un desafío para el régimen de Tel Aviv, mientras Damasco califica a Israel de uno de los patrocinadores del terrorismo en Oriente Medio por sus ayudas a los extremistas. A su vez, Daesh ha explicado que no ataca a Israel porque no lo considera su enemigo.
El ministro israelí de energía alegó también que con el fin de la guerra siria, Irán podría eventualmente establecer una base militar con fuerzas navales y aéreas en el país árabe, el cual describió de “un desarrollo muy peligroso”.
“No queremos tener una frontera militar directa con el propio Irán”, remarcó el responsable israelí, para luego indicar que eso constituirá “una seria amenaza” para el régimen de Tel Aviv, Amán y los países árabes.
Destacó además que la presencia iraní en el este del Mediterráneo es una realidad que Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) también “pretenden evitar”. Por lo tanto, urgió a EE.UU. y Rusia a confrontar la creación de un “Irán más fuerte”.
Las palabras de Steinitz representan una fuerte contradicción con lo que la República Islámica de Irán ha expresado en reiteradas ocasiones sobre su apoyo al Ejército y pueblo sirios para solucionar la crisis que azota a dicho país desde hace más de seis años. No obstante, el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, pretende que Rusia ningunee ese papel legal de Teherán.
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