Según informó el miércoles el diario árabe Asharq al-Awsat, con sede en el Reino Unido, uno de los puntos acordados durante las conversaciones de paz de Astaná (capital kazaja) entre el Gobierno y la oposición de Siria ha sido el desencadenante de los intensos enfrentamientos entre el Frente Fath al-Sham (antiguamente conocido como el Frente Al-Nusra) y varios grupos armados sirios, entre ellos Ahrar al-Sham.
El punto en cuestión indica que el Gobierno sirio y los grupos armados deben acatar el alto el fuego y no podrán llevar a cabo operaciones militares uno contra el otro, no obstante, da carta libre a todas las partes involucradas para que ataquen las posiciones de los grupo terroristas EIIL (Daesh, en árabe) y Frente Fath al-Sham, exfilial de Al-Qaeda en Siria.
En este contexto, el Frente Fath al-Sham atacó la semana pasada a Ahrar al-Sham y otros grupos armados en la provincia de Idlib (oeste) por el temor de que los 'rebeldes moderados' y las fuerzas gubernamentales, una vez concluidas las negociaciones de Astaná, comiencen a atacar sus posiciones.
Hasta el momento los ataques de la exfilial de Al-Qaeda han resultado en la toma de varias zonas y han causado que Ahrar al-Sham, Sakour al-Sham y Yeish al-Islam, entre otras bandas extremistas, formen una cuasi alianza en las zonas norteñas de Idlib para hacer frente al Frente Fath al-Sham.
En territorio sirio operan decenas de grupos armados que, además de tratar de derrocar al Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad, buscan tomar el control de más zonas para aumentar su poder e influencia.
El dominio de más territorios es la causa de frecuentes choques entre grupos armados que los debilita al ver mermas significativas en sus filas.
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