Según un reciente informe, EE.UU. sabía que armar a los denominados “opositores moderados” sirios, quienes luchan contra el Gobierno legítimo del presidente sirio, Bashar al-Asad, podría resultar en la creación de un grupo extremista en la región como el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Al-Qaeda en Irak apoyó la oposición siria desde el principio, tanto ideológicamente como a través de los medios de comunicación", afirma el documento.
Cuando muchos criticaron a EE.UU. por su ayuda a los “opositores moderados”, la capitana de fragata Elissa Smith, portavoz del Pentágono, defendió la decisión, asegurando que la meta principal es “defender al pueblo sirio”.
Mientras tanto, estas fuerzas no solo no consiguieron defender a la gente, sino que muchos de ellos se unieron a Daesh, a otros grupos takfiríes o se frustraron gravemente frente a los terroristas y huyeron del campo de batalla.
Su huida dejó como regalo armamento estadounidense a los terroristas, con las cuales los integrantes del EIIL pululan actualmente por ciudades sirias e iraquíes. Ante este hecho, otro vocero del Pentágono, el coronel Steve Warren, afirmó que no había ninguna manera de predecir lo ocurrido.
Las fuerzas de la oposición (siria) tratarán de utilizar el territorio iraquí como un refugio seguro para que sus fuerzas se aprovechen de la simpatía de la población fronteriza, mientras tratan de reclutar combatientes y entrenarlos en el lado iraquí", dice el informe.
Sin embargo, el nuevo documento desclasificado muestra lo contrario; Estados Unidos era totalmente consciente de que las armas ofrecidas a “los opositores moderados” sirios, podrían caer en manos de los extremistas, pero prefirió ignorar esta realidad y centrarse en derrocar a Al-Asad.
El informe muestra que el Departamento de Defensa de EE.UU. sabía de la infiltración clave de Al-Qaeda en las filas de la oposición “moderada” siria: “AQI (Al-Qaeda en Irak) apoyó la oposición siria desde el principio, tanto de forma ideológica como a través de los medios de comunicación”.
También se hace mención al hecho de que el Pentágono fue informado de los posibles problemas en la zona: la posibilidad del surgimiento del EIIL, el caos en las fronteras sirio-iraquíes y la posible coalición entre diversos grupos terroristas en la región.
“Las fuerzas de la oposición (siria) tratarán de utilizar el territorio iraquí como un refugio seguro para que sus fuerzas se aprovechen de la simpatía de la población fronteriza, mientras tratan de reclutar combatientes y entrenarlos en el lado iraquí”, dice el informe.
“El EIIL, también, podría declarar un Estado a través de su unión con otras organizaciones terroristas en Irak y Siria, lo que crearía un grave peligro para la unificación de Irak y la protección de su territorio”, agrega. A pesar de toda esta información, el plan siguió adelante y no se dudó en intervenir en la crisis siria.
El resultado fue catastrófico; actualmente, Daesh tiene bajo su control más terrenos (en ambos países Irak y Siria) que nunca, y ha llevado a cabo la matanza de numerosos ciudadanos sirios e iraquíes.
A esto se suman los bombardeos de la denominada coalición anti-EIIL, liderada por EE.UU., que alega luchar desde el aire contra Daesh en la región; no obstante, las bajas civiles son inevitables; más de 70 civiles han muerto en estas operaciones, según el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
Lo curioso es la revelación, el pasado mes de junio, del diario estadounidense Los Ángeles Times: desde 2012, Jordania ha ofrecido varios centros a la Agencia de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) para que entrene en secreto a los grupos armados con el fin de derrocar al Gobierno sirio.
Entretanto, varios documentos evidencian la incorporación de un gran número de los elementos entrenados y equipados por Estados Unidos en grupos extremistas y terroristas como Daesh.
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