“La campaña antirrusa de espionajemanía desatada en los medios de comunicación, acompañada por filtraciones sobre supuestos ciberataques, causa un grave perjuicio a las relaciones bilaterales”, advierte el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores en una nota oficial publicada este jueves, en relación con acusaciones de Países Bajos.
Poco antes, Ámsterdam había anunciado la expulsión de cuatro diplomáticos rusos acusándolos de ser agentes de la inteligencia militar de su país implicados en un ataque informático a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Simultáneamente, Londres ha acusado de “ciberataques indiscriminados” a la Central de Inteligencia de Rusia (GRU, por su acrónimo en ruso).
En el comunicado de la Cancillería del Kremlin se acusa de manera burlona a “los occidentales” de padecer “espionitis aguda” y se denuncia una campaña para “crear un trasfondo político conveniente” para la próxima sesión de la OPAQ, el día martes 9 de octubre. Ámsterdam, señala Moscú, ha esperado casi seis meses para anunciar la expulsión, realizada en abril pasado.
La campaña antirrusa de espionajemanía desatada en los medios de comunicación, acompañada por filtraciones sobre supuestos ciberataques, causa un grave perjuicio a las relaciones bilaterales”, según el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores.
Las acusaciones neerlandesas y británicas han sido secundadas casi de inmediato por Washington, que ha acusado a 7 ciudadanos rusos de ser agentes de la inteligencia militar rusa implicados en ciberataques, así como por la Organización del Tratado de la Alianza Atlántica (OTAN), los máximos responsables de la Unión Europea (UE) y el Gobierno canadiense.
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