El canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, dijo que no hay pruebas de la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Reaccionó así a las acusaciones judiciales en EE.UU. contra Paul Manafort, exjefe de campaña del ahora presidente estadounidense, Donald Trump, y su antiguo socio, Rick Gates, dentro de la investigación sobre la supuesta trama rusa conocida como ‘Russiagate’.
A su vez, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha dicho este martes que Rusia no influyó de ninguna forma en las elecciones presidenciales que llevaron a Donald Trump hasta la Casa Blanca. Además ha aconsejado a las autoridades estadounidenses a que, en vez de acusar al Kremlin de “todo”, investiguen la “pista ucraniana”.
Tanto Manafort como Gates están acusados de “conspiración contra Estados Unidos”, “lavado de dinero” y “declaraciones falsas”. Todo es parte de una investigación impulsada por el fiscal especial Robert Mueller para determinar los lazos de la campaña de Trump con el Kremlin.
Trump, por su parte, aseguró que los cargos presentados contra Manafort se refieren “a años atrás”, y rechazó de nuevo cualquier conspiración con Rusia.
El Russiagate ha enturbiado las ya maltrechas relaciones entre Washington y Moscú, a pesar de que tanto el presidente de Rusia, Vladimir Putin, como Trump confiaban en poder de reconstruirlas con la llegada del magnate neoyorquino a la Presidencia de Estados Unidos el pasado 20 de enero.
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