Así lo indicó el domingo el coronel ruso retirado Víctor Litovkin, que basa su afirmación en un comunicado del Ministerio de Defensa de Rusia, en el que apunta como principal objetivo de los ejercicios conjuntos marítimos Moscú-Pekín “el incremento de la eficacia en la cooperación entre las dos flotas para afrontar amenazas de seguridad en el mar”.
Rusia y China comenzaron a finales de la semana pasada ejercicios de dos etapas, costera y activa en el mar, conocidos como Cooperación Marítima-2017 que continuarán hasta el 28 de julio. Estas maniobras incluirán operaciones de defensa antibuque, antisubmarino, antiaérea, búsqueda y rescate y antipiratería.
Conforme a varios analistas, la actitud de Rusia de escoger una región en su parte más occidental, sería mostrar músculo a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con los que mantiene duras tensiones, en particular, por la cuestión de la independencia de Ucrania.
Reaccionando a las referidas maniobras, el ministro de Defensa de Polonia —un país al oeste de Rusia y miembro de la OTAN—, Antonio Macierewicz, ha tildado la cooperación militar chino-rusa de una “amenaza al mundo libre”.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, también aseguró que la Alianza seguirá de cerca todas las actividades militares “alrededor del territorio de la OTAN y (...) cerca de nuestras aguas territoriales”.
La cooperación militar entre Rusia y China tiene lugar mientras ambos países comparten el mismo interés de mostrar su poderío bélico a Washington por las tensiones de cada una con EE.UU.
La OTAN critica las maniobras conjuntas ruso-chinas en el Báltico, mientras sus propios miembros realizaron el pasado fin de semana ejercicios militares en el corredor de Suwalki, un territorio de unos 104 kilómetros en la frontera entre Polonia, Lituania y el enclave ruso de Kaliningrado.
Rusia, por su parte, considera las maniobras de la Alianza cerca de sus fronteras como un giro peligroso en la carrera armamentista.
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