• El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamjani, (dcha.) y su homólogo saudí, Musaed bin Muhamad al-Aiban, en Pekín, capital china, 10 de marzo de 2023.
Publicada: miércoles, 15 de marzo de 2023 4:44

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí, anunciado el pasado viernes, representa un logro para la diplomacia de la República Islámica.

Después de un año y medio de negociaciones bilaterales, ambas naciones han llegado a un acuerdo que pone fin a una situación que había durado desde 2016, cuando se rompieron los lazos diplomáticos. Este hito diplomático resalta una serie de cuestiones que se explicarán en este artículo. 

Es importante destacar el papel crucial que China desempeñó como principal mediador en la consecución de este acuerdo. Además, este evento destaca el cambio geopolítico en la región y evidencia que Estados Unidos ya no es el actor hegemónico en esta parte del mundo.

Para Irán, la resolución de conflictos en la región se logra principalmente mediante una diplomacia intra-regional sin la intervención de actores extranjeros, especialmente Estados Unidos. Uno de los principales objetivos para lograr una estabilidad securitaria sostenible es reducir o eliminar la presencia militar extranjera en la zona. Esta diplomacia se basa en cuatro principios fundamentales: establecer canales institucionales para fomentar el diálogo y las soluciones diplomáticas a los posibles conflictos, trabajar en conjunto en la definición de objetivos regionales, enfatizar en la cooperación regional como medio para alcanzar la estabilidad y la seguridad, y reducir la presencia militar extranjera en la región. De esta manera, el gobierno iraní busca establecer un marco regional de cooperación y estabilidad política para lograr una seguridad sostenible y duradera.

Es importante recordar que durante los últimos siete años, Arabia Saudí ha liderado una campaña genocida contra el pueblo yemení, la cual ha contado con el apoyo militar de varios países árabes, incluyendo Emiratos, Marruecos, Sudán, Baréin, Kuwait, Catar, Egipto y Jordania. También es relevante señalar el apoyo occidental a esta campaña liderada por Riad. En contraste, Irán siempre ha apoyado a la población oprimida en Yemen, lo que se puede explicar políticamente y utilizando categorías islámicas como una lucha entre opresores (mostakberin) y oprimidos (mostazafin).

En un principio, Arabia Saudí pensó que la guerra sería breve y económicamente poco costosa. Sin embargo, después de 7 años de conflicto, se ha demostrado que las expectativas saudíes estaban completamente equivocadas. La guerra no solo ha sido larga, sino que también ha provocado un enorme desgaste económico para el reino. Además, las fuerzas yemeníes han logrado llevar el conflicto hasta territorio saudí y emiratí, poniendo en peligro la infraestructura de hidrocarburos en ambos países. La tregua actual entre saudíes y yemeníes se debe a las capacidades militares desarrolladas por el Gobierno de Salvación Nacional de Yemen, específicamente sus misiles balísticos. 

La diferencia entre los proyectos políticos de Irán y Arabia Saudí y su impacto regional puede resumirse en que Irán ha expresado la necesidad de acuerdos diplomáticos intra-regionales para garantizar la autonomía de la zona sin injerencias extranjeras, tal como se mencionó anteriormente. Por otro lado, Arabia Saudí ha sido una pieza clave del engranaje estadounidense en la región en las últimas décadas. En el caso específico de Yemen, las diferencias son notables. Irán siempre ha abogado por una solución pacífica del conflicto que incluya un diálogo entre todas las facciones yemeníes, así como la preservación de la integridad territorial del país. Por su parte, emiratíes y saudíes no sólo no han buscado una solución al conflicto durante estos 7 años, sino que han intentado, sin éxito, dividir el país. 

Según explicó Seyyed Kamal Kharaz, jefe del Consejo Estratégico de Relaciones Exteriores iraní, en una reciente intervención pública, "creemos en las negociaciones entre yemeníes sin interferencia de poderes regionales o extrarregionales". También señaló que "el deseo de establecer relaciones diplomáticas entre Teherán y Riad contribuye al objetivo de poner fin a la guerra en Yemen".

Este acuerdo entre Irán y Arabia Saudí respalda la búsqueda de Teherán de una solución diplomática al conflicto y demuestra que la región puede llegar a acuerdos una vez que la presencia occidental no se considere necesaria.

El papel de China en la resolución del conflicto merece ser destacado. La mediación de Beijing es un claro indicio del fracaso de la presencia política estadounidense en la región y de su intento por modelarla a su antojo. El hecho de que Arabia Saudí, uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región, haya otorgado esta victoria diplomática a China frente a su principal rival geopolítico, sugiere que en Riad han perdido la confianza en las promesas de Washington.

Desde la perspectiva de Teherán, una mediación de este tipo habría sido imposible con Estados Unidos debido a su histórica agenda anti-República Islámica. En términos más generales, este acuerdo sigue las líneas estratégicas delineadas por Irán, que apuntan a una nueva era de multilateralismo y autonomía en Asia Occidental.

Finalmente, es importante destacar que este acuerdo representa un fuerte golpe político a los objetivos de la Entidad Sionista. Para la estrategia regional del sionismo, Arabia Saudí tiene una importancia crucial. Las autoridades sionistas han estado presionando a Riad para que firme los llamados "Acuerdos Abraham", que fueron firmados en septiembre de 2020 entre la Entidad Sionista, los Emiratos Árabes Unidos y Baréin. Sin embargo, el restablecimiento de relaciones entre saudíes e iraníes hace que esta estrategia sionista sea ahora inviable. Este acuerdo desbarata el sueño de la Entidad Sionista de crear una coalición árabe internacional contra Irán y podría revivir las negociaciones nucleares, según señalan varios expertos en política internacional. Sin duda, esto tendrá un fuerte impacto en la estrategia de seguridad nacional de la Entidad Sionista. 

En conclusión, este acuerdo representa una oportunidad inmejorable para Teherán de poner fin al genocidio saudí en Yemen. También supone un golpe mortal a la pretensión occidental de imponer los marcos políticos en la región y muestra la incapacidad de la Entidad Sionista de crear una coalición contra la República Islámica.

Por Xavier Villar