Este sábado, en una sesión extraordinaria de cuatro horas, todos los miembros del Comité de Seguridad Nacional y Política Exterior del Mayles (Parlamento iraní) han votado a favor de los lineamientos generales de la moción contra Washington.
La iniciativa de Teherán responde a la medida del Senado de EE.UU. de aprobar un proyecto de ley antiiraní que impondría sanciones a individuos involucrados en el programa misilístico del país persa o relacionados con el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), bajo la excusa de que están cooperando en el desarrollo de misiles balísticos.
En este contexto el vicecanciller iraní para Asuntos Jurídicos e Internacionales, Seyed Abas Araqchi, que ha estado presente en dicha reunión urgente, subraya la necesidad de adoptar una medida apropiada en respuesta a los movimientos "hostiles y maliciosos" de Estados Unidos, dadas sus consecuencias negativas en la implementación del acuerdo nuclear, conocido como Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) y firmado entre Irán y los países del Grupo 5+1 (El Reino Unido, EE.UU., Rusia, Francia, China, más Alemania) en julio de 2015.
Al recordar que las recientes sanciones antiiraníes violan los artículos 26, 28 y 29 del acuerdo nuclear, Araqchi ha enfatizado que la decisión de la comisión parlamentaria incluye medidas recíprocas frente a los movimientos de Estados Unidos contra la República Islámica.
La moción iraní, adelanta Araqchi, prevé medidas para apoyar a las Fuerzas Armadas y de Seguridad de Irán, así como al pueblo persa que sería el más perjudicado por las sanciones estadounidenses.
El Departamento del Tesoro de EE.UU. aprobó otra tanda de sanciones contra Teherán —la tercera desde la llegada al poder del presidente, Donald Trump— por el “exitoso lanzamiento” del cohete portador del satélite iraní Simorq y prometió seguir contrarrestando el programa de misiles balísticos de Teherán.
En reacción a la medida punitiva norteamericana, el canciller persa, Mohamad Yavad Zarif, repudió la retórica de Washington y la consideró una “señal de mala fe” respecto al acuerdo nuclear.
El Gobierno iraní ha asegurado reiteradas veces que su programa de misiles tiene carácter defensivo, por lo que no ve necesario pedir permiso a nadie para desarrollarlo.
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