Las políticas energéticas panameñas vuelven a ser objeto de debate, luego de la caída de una línea de transmisión eléctrica, que repercutió en el sistema de interconexión centroamericano, dejando a más de 15 millones de personas sin luz, el pasado 1 de julio.
Costa Rica, El Salvador, Honduras y Nicaragua también se vieron afectados por el apagón. En Panamá, donde los incidentes han sido recurrentes en los últimos meses, la empresa estatal de transmisión, ETESA, se limitó a asegurar que aumentará el nivel de seguridad operativa.
En agosto de este año, el Gobierno de Panamá espera poner en funcionamiento una tercera línea de transmisión eléctrica, con una inversión de 340 millones de dólares y 4 años de atraso en su construcción.
Los planes para licitar una cuarta línea de transmisión ya están en marcha. En tanto que la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura estima que cada hora de apagón de luz eléctrica representa alrededor de 1,3 millones de dólares en pérdidas para la economía nacional.
Sara Morales Gallego, Panamá
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