Galant declaró que si fuera el ministro de guerra del régimen de Israel, empezaría un amplio ataque contra Cisjordania para socavar la Intifada (levantamiento) de los palestinos.
Un ataque contra los palestinos requiere un sistema de inteligencia fuerte, incluyendo la defensa y el ataque”, anunció el ministro de vivienda israelí, Yoav Galant.
Un ataque contra los palestinos “requiere un sistema de inteligencia fuerte, incluyendo la defensa y el ataque”, recomendó el funcionario israelí tras dejar claro que no se puede “tolerar” esta situación.
Galant rehusó responder la pregunta de un periodista sobre su opinión en torno a la manera que enfrenta el régimen de Tel Aviv la situación actual, al decir que cuando sea necesario hablará en el consejo de ministros.
Las nuevas incursiones y profanaciones israelíes a la Mezquita Al-Aqsa, en Al-Quds (Jerusalén), provocaron la ira del pueblo palestino, que se vio obligado a comenzar una nueva Intifada para liberar Al-Quds.
Al menos 97 palestinos, entre ellos 21 menores y 4 mujeres, han muerto desde el 1 de octubre por ataques de las fuerzas israelíes en la ocupada Cisjordania, la ciudad de Al-Quds y la Franja de Gaza, según las últimas cifras del Ministerio palestino de Sanidad.
En cuanto a la construcción de cinco asentamientos ilegales en el desierto de Néguev, en el sur de los territorios palestinos ocupados, Galant aseguró que esto no será reemplazado para invertir en las actuales viviendas y su ampliación.
El ministro israelí de vivienda informó, asimismo, de la edificación de miles de unidades de asentamientos ilegales en los territorios ocupados palestinos en diferentes ciudades como Ashkelon y Dimona, entre otros.
Mientras tanto, el régimen israelí dio luz verde el pasado 17 de noviembre a la construcción de 450 unidades de viviendas ilegales en Al-Quds, pese a las presiones internacionales que las consideran como ilegales.
Más de medio millón de israelíes vive en asentamientos ilegales erigidos desde la ocupación de los territorios palestinos en Cisjordania y Al-Quds, a pesar de que la Convención de Ginebra prohíbe construir en zonas ocupadas.
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