En una declaración recogida el sábado por la agencia de noticias palestina WAFA, el Ministerio zimbabuense de Asuntos Exteriores calificó de “flagrante violación” la agresión israelí contra los fieles congregados en Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes después de La Meca y Medina [Arabia Saudí].
Al mismo tiempo, Zimbabue pidió al gabinete extremista del premier israelí, Benjamín Netanyahu, que pusiera fin a todas sus acciones unilaterales.
También urgió a Israel a respetar el statu quo histórico de la Mezquita Al-Aqsa y llamó a responsabilizar a la entidad sionista, como potencia ocupante, de la escalada de la situación en los territorios ocupados.
Al mismo tiempo, reiteró la necesidad de una protección máxima e incondicional al pueblo palestino en los territorios ocupados, incluida la garantía de la libertad de culto.
En marzo, la Liga Árabe (LA) condenó en los términos más enérgicos la masacre israelí en Yenín, así como el asalto de los colonos israelíes a la Mezquita Al-Aqsa y el incremento en la escalada diaria de los ataques terroristas en la ciudad de Huwara.
Igualmente, responsabilizó plenamente al gabinete de Israel por los crímenes y el deterioro de la situación. Pidió, además, a la comunidad internacional, especialmente al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), intervenir de inmediato para detener las masacres del régimen de Tel Aviv.
Desde la ocupación de los territorios palestinos de Cisjordania en 1967, incluida la zona del este de Al-Quds, el régimen de Israel ha ido restringiendo más y más el derecho de los palestinos a rezar en la Mezquita Al-Aqsa, mientras provee protección a los colonos durante sus incursiones al lugar. Los judíos incluso realizan rituales religiosos en el sagrado recinto, aunque según lo pactado no tienen derecho a hacerlo.
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