Según informa el diario Jerusalem Post, unos 40 colonos encapuchados se infiltraron el miércoles en la aldea palestina de Burin, en el norte de la ocupada Cisjordania, y atacaron a la población lanzando piedras contra los residentes y sus hogares.
El crimen fue cometido en presencia de varios efectivos de las fuerzas de guerra israelíes (IDF, por sus siglas en inglés), que con su indiferencia, dan impunidad a las agresiones contra los ciudadanos palestinos.
A este respecto, la organización no gubernamental (ONG) Rabinos por los Derechos Humanos divulgó un vídeo en el que se aprecia cómo los soldados se quedan de brazos cruzados mientras los colonos lanzan piedras contra las viviendas de los palestinos.
Entretanto, un alto exfuncionario israelí llamó a las autoridades a poner en marcha, de manera inmediata, una indagación “sin ningún compromiso”.
Las brutalidades israelíes se producen en momentos de alta tensión a lo largo de los territorios palestinos a raíz de que el presidente estadounidense, Donald Trump, reconociera, el pasado 6 de diciembre, a la ocupada ciudad de Al-Quds (Jerusalén) como la capital del régimen israelí y, que por tanto, trasladará ahí la embajada de EE.UU. desde Tel Aviv.
Desde entonces, han sido casi diarios los ataques aéreos y artilleros israelíes contra la bloqueada Franja de Gaza. Asimismo, las fuerzas israelíes lanzan de manera frecuente redadas contra las figuras de la resistencia palestina.
Igualmente, centenares de palestinos han resultado heridos y arrestados en las multitudinarias protestas contra la medida proisraelí de la Casa Blanca. Además, varios han sido asesinados por los uniformados israelíes, que responden disparando balas reales a las piedras lanzadas por los palestinos.
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