El primer ministro del régimen israelí, Benjamín Netanyahu, “debe, al igual que todos los demás acusados, comparecer y prestar declaración ante el tribunal”, sentenció el miércoles un tribunal de Al-Quds (Jerusalén), asegurando que la asistencia del premier, acusado en noviembre de 2019 de cohecho, fraude y abuso de confianza en tres casos distintos, es algo que se le requiere a cualquier encausado durante la apertura de un proceso judicial.
“Una persona solo puede ser juzgada por acusaciones criminales en su presencia” y “así es como funciona en todos los procedimientos criminales, y es como será en este procedimiento criminal”, añade el dictamen elaborado por tres jueces, en el que también se señala que el razonamiento que sustenta la petición de Netanyahu no justifica una desviación de los procedimientos tradicionales.
Pese a que la ley exige su comparecencia, Netanyahu había solicitado previamente ser eximido de este trámite porque requería que su equipo de guardaespaldas también asistiera y esto, según había manifestado, vulneraría las órdenes dadas por el ministerio israelí de sanidad para prevenir la propagación del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19. Además, al parecer, su equipo de abogados había alegado que “su aparición no era necesaria en una audiencia judicial de carácter más bien técnico, cuyos detalles son bien conocidos por” el premier.
Sin embargo, sus argumentos fueron rechazados por la fiscalía, que reclamó su presencia en su primera audiencia, que será el próximo domingo y en la que se procederá a la lectura del acta de inculpación.
Netanyahu juró el pasado domingo su cuarto mandato consecutivo -el quinto de su carrera- y podrá seguir encabezando el ejecutivo unitario que liderará junto a su exrival electoral, el centrista Benny Gantz, durante un año y medio, hasta ser reemplazado por este por un plazo similar.
Como parte del consenso al que ambos llegaron para acabar con el largo bloqueo político en Israel, acordaron, entre otros asuntos, proceder a la anexión de extensas partes de la ocupada Cisjordania a partir de julio próximo, un proyecto que ha sido rechazado tanto por los palestinos como por la comunidad internacional.
Durante la sesión de juramentación, los diputados de la oposición interrumpieron varias veces a Netanyahu gritando: “¡Soborno!” o “¡Fraude!”, en referencia a los cargos de corrupción que pesan en su contra.
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