Netanyahu, durante una rueda de prensa conjunta con la jefa de la Diplomacia de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, ha urgido a los países europeos “reconocer la realidad” y reconocer a Al-Quds como la capital del régimen de Israel, algo que, ha insistido, facilita un acuerdo de paz.
Del mismo modo ha asegurado que en un futuro cercano todos o la gran mayoría de los países europeos reconocerán a Jerusalén como la capital del régimen israelí y trasladarán sus embajadas de Tel Aviv a esta ciudad, aunque no ha dado explicación alguna sobre como pasaría esto ya que ya casi la totalidad de Europa está en contra de estas medidas.
También ha exigido a los palestinos que encaren “la realidad” y que reconozcan al régimen israelí y a Jerusalén como su capital, algo que, sorprendentemente, el premier israelí asegura que ayuda a que se alcance la paz con los palestinos.
Por su parte, Mogherini ha vuelto a rechazar la decisión de la Administración estadounidense, liderada por Donald Trump, sobre Al-Quds y ha asegurado que la UE seguirá los diálogos para tratar de revertir esta medida.
Además ha reiterado que, según el bloque europeo, la llamada solución de dos Estados y el diálogo entre las partes siguen siendo las mejores vías para tratar de resolver las diferencias y dar fin al conflicto y la crisis en los territorios ocupados palestinos.
Mogherini ha adelantado que el próximo mes se reunirá con el presidente palestino, Mahmud Abás, con quien abordará el asunto de Al-Quds y tratará de convencer a las partes a reiniciar las conversaciones de paz.
La controvertida decisión de Trump sobre Al-Quds ha revertido décadas de negociaciones que EE.UU. había realizado con cautela para no poner en peligro los esfuerzos de paz en Oriente Medio y ha puesto ahora a la Casa Blanca en el blanco de las más duras críticas tanto de sus socios y amigos como de sus adversarios.
De todos los lados, advierten de las “peligrosas” consecuencias que conllevará la decisión de Trump: la UE, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Turquía, Irak, El Líbano, Irán, Jordania, varios países latinoamericanos, entre otros, han condenado la iniciativa del magnate republicano, mientras que 14 de los 15 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) han rechazado la medida.
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