Desató una ola de reacciones opuestas. Un alto funcionario de la Administración de Enrique Peña Nieto, puso en tela de juicio la integridad moral de varios de sus excompañeros de Gabinete. Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, la paraestatal más importante de México acusó a los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón a su propio exjefe Peña Nieto y a los candidatos presidenciales José Antonio Meade y Ricardo Anaya, de recibir sobornos provenientes de la empresa brasileña Odebrecht, para obtener contratos de obra pública. El presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo que si los involucrados están limpios tienen recursos legales para defenderse.
Quien tomó acciones legales inmediatas fue Ricardo Anaya, el excandidato presidencial y rival del presidente López Obrador en las pasadas elecciones. Demandó ante el Poder Judicial al exdirector de Pemex por daño moral.
Otro de los señalados, el gobernador de Querétaro, también se deslindó de las acusaciones del exdirector de Pemex, ante el presidente de México.
Lozoya Austin, también acusó de recibir sobornos al gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, al de Tamaulipas, Francisco Javier Cabeza de Vaca, al exsecretario de Hacienda, José Antonio González y a tres senadores del Partido Acción Nacional (PAN).
Todos los señalados por el director de Pemex, califican de burdas, infundadas y mentirosas. Pero en México, el que acusa tiene que probar. Lozoya, tendrá en breve una cascada de denuncias por daño moral, si no muestra que hubo corrupción en grande el sexenio pasado.
Arturo Calvillo, Ciudad de México.
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