La realidad no se cambia a través de la protesta y el vandalismo. Así de claro fue el mensaje del presidente de México, Enrique Peña Nieto, a la indignación ciudadana por el alza en los precios del combustible. Reconoció que fue una decisión impopular aunque también necesaria. Aseguró que la adopción de la medida no fue fácil y explicó la razón tras acusar a los partidos políticos de aprovecharse de estas circunstancias.
Han transcurrido cinco días desde que el país vive disturbios por al denominado gasolinazo. La decisión ya le ha costado bastante caro al país: cinco muertos, decenas de heridos, 600 detenciones y alrededor de 300 negocios asaltados. Aun así, algunos creen que la violencia callejera de las últimas jornadas no es provocada por los críticos de la medida.
Según Peña Nieto, de no aumentar las tarifas habría inestabilidad económica, lo que provocaría recortes a programas sociales. Los activistas ya ven efectos negativos; la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) anuncia que tendrá consecuencias para la mitad de los niños pobres, es decir, cerca de 22 millones de niños.
mhn/ctl/rba