Los trágicos hechos de la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, se llevaron a cabo bajo el mando directo del Ejército, y es, ante todo, una prueba de la corrupta red del poder en México, según dijo a EFE el periodista mexicano, Francisco Cruz.
En su libro “La Guerra que nos ocultan", Cruz revela la presencia de miembros de las Fuerzas Armadas quienes serían la mano ejecutora de los inversores a quienes molestan los movimientos sociales tradicionales de la región.
Hay una confabulación manejada desde el Ejército pero planteada desde el Estado», dijo el periodista mexicano, Francisco Cruz, autor del libro "La guerra que nos ocultan".
"Hay una confabulación manejada desde el Ejército, pero planteada desde el Estado", dijo Cruz, autor del libro junto con los periodistas, Félix Santana y Miguel Ángel Alvarado. Los padres de los 43 desaparecidos el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, siempre pidieron investigar al 27 Batallón del Ejército, asentado en ese municipio del sureño estado de Guerrero, pero sus exigencias nunca fueron escuchadas.
Los investigadores sostienen que la muerte de los estudiantes se planificó de antemano y que no fue fruto de las circunstancias, pues se buscaba amedrentar a los movimientos sociales para dar vía libre al narcotráfico que trabajan de la mano de la minería.
La orden de aplacar este movimiento estudiantil, no obstante, pudo venir desde más arriba: «En este país es difícil, si no imposible, que el presidente no estuviera enterado, pero con Peña Nieto todo puede pasar», esgrimió Miguel Ángel Alvarado.
Según la versión oficial, estos estudiantes fueron detenidos por policías municipales en Iguala y entregados a miembros del Cártel Guerreros Unidos, que los asesinaron e incineraron sus restos en un vertedero de basura en el municipio vecino de Cocula.
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