Como parte de una iniciativa encaminada a perfeccionar su defensa antimisiles ante las amenazas de Corea del Norte, el Ministerio de Defensa japonés ha pedido 730 millones de yenes adicionales ( unos 6,4 millones de dólares) para el presupuesto militar del país en 2018, informó el domingo el rotativo local The Japan Times.
Es para la adquisición de los escudos antimisiles estadounidenses Aegis Ashore, que Tokio pretende desplegar en los campamentos de entrenamiento de las Fuerzas Armadas japonesas, situadas en el norte de la prefectura de Akita (norte) y en la parte central de la de Yamaguchi (sureste).
El ministro de Defensa japonés, Itsunori Onodera también se pronunció sobre esta financiación adicional. “Ahora cuando Corea del Norte está reforzando sus capacidades misilísticas, existe la necesidad de fortalecer lo antes posible nuestra capacidad para defender de manera regular y sostenible a todo el país”, justificó.
La Cartera de Defensa nipona solicitó en septiembre pasado un presupuesto récord para el año financiero 2018 —que empieza a partir del 1 de abril— por un monto de 5,25 billones de yenes ( unos 48.600 millones de dólares), que supera en un 2,5 % el monto de este año, para impulsar el programa antimisiles del país ante la “amenaza” de Pyongyang.
Según habían indicado anteriormente los funcionarios japoneses, con ese aumento de presupuesto, la Defensa pretende adquirir misiles antiaéreos más eficaces, entre ellos los SM-3 Block 2A y PAC-3 MSE, además de buscar el emplazamiento de la variante terrestre del sistema estadounidense de defensa antimisiles Aegis Ashore.
Estos fondos adicionales también están destinados a adquirir dos buques patrulleros, seis cazas furtivos F-35A de la compañía estadounidense Lockheed Martin y cuatro convertiplanos Osprey—también de fabricación estadounidense— e iniciar la construcción de un nuevo submarino, informaron en septiembre los medios locales.
La alarmante situación en la península coreana se debe a los constantes ejercicios militares conjuntos de EE.UU. y sus aliados, Seúl y Tokio, en la península coreana, los cuales son interpretados como amenazas por el Gobierno del líder norcoreano, Kim Jong-un.
Entre tanto, Pyongyang insiste en que realiza sus pruebas nucleares y balísticas sobre la base de su “derecho a la autodefensa” ante la “hostilidad” de EE.UU. y sus aliados en la región.
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