Una batería del sistema de defensa antiaéreo Patriot (conocido como Patriot Advanced Capability-3, en inglés) fue llevada el miércoles a la base de las Fuerzas de Autodefensa de Asaka, cerca de Tokio, capital japonesa, donde fue desplegada su antena de radar y su lanzador de misiles fue levantado en posición de disparo.
Los ejercicios, abiertos a los medios de comunicación, tenían la intención de mostrar la disposición de Japón a contrarrestar un ataque de misiles balísticos por parte de Corea del Norte.
Las maniobras del miércoles son una de las cuatro que se celebrarán en los próximos meses en todo Japón, y son resultado directo de la cumbre de mayo entre Washington y Tokio, en la que ambos aliados decidieron “tomar medidas concretas para mejorar la postura y capacidad de defensa de Japón y EE.UU.” frente a las amenazas de Pyongyang, según el portal The Japan News.
Washington ha vendido hasta el momento 34 unidades móviles de PAC-3 de Lockheed-Martin a Tokio y las ha instalado en el territorio nipón. Los sistemas, que tienen un alcance de unos 15 km, son capaces de proteger solo las grandes ciudades e instalaciones gubernamentales clave del país asiático de un eventual ataque de misiles de Corea del Norte.
Tokio ha iniciado un programa de 1000 millones de dólares para ampliar el alcance y la precisión de los PAC-3, pero el primero de ellos no estará listo hasta 2020.
A principios de junio, Pyongyang realizó un nuevo lanzamiento de prueba de misiles disparando múltiples proyectiles antibuque, que cayeron en la zona económica exclusiva en el mar de Japón (mar del Este).
Corea del Norte, que defiende su programa nuclear y de misiles frente a las acciones provocativas de EE.UU. y sus aliados asiáticos, entre ellos, Japón y Corea del Sur, ha sugerido a Tokio que, si le preocupa su seguridad, revise su política hostil, a menos que quiera ser “reducido a cenizas” antes de que lo sea Estados Unidos.
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