La final de la Copa Confederaciones comenzó el 17 de junio en Rusia y ha culminado con la victoria del equipo de Alemania sobre la selección de Chile en un partido celebrado en la ciudad de San Petersburgo.
La bicampeona de la Copa América (2015 y 2016) no pudo encadenar un nuevo título, esta vez en una cita de ámbito mundial, por su falta de eficacia ante la portería, frente a un equipo alemán que impuso su fútbol pragmático.
Un exceso de confianza lo cambió todo. Marcelo Díaz se entretuvo con el balón, Timo Werner se lo rebañó y ante la salida desesperada de Claudio Bravo jugó atrás para que Stindl empujara a placer.
Antes, Chile había sido un vendaval, aunque bien sujetado por los defensas y el arquero Marc-André Ter Stegen. A pesar de su inexperiencia internacional, los alemanes demostraron oficio para capear a la bicampeona de la Copa América.
La rejuvenecida Alemania, con solo tres campeones del mundo de 2014 (Joshua Kimmich, Mathias Ginter y Julian Draxler), confirmó que está preparada para tomar el relevo de los Thomas Muller, Toni Kroos, Mesut Ozil y demás referentes.
Fue la culminación de un fin de semana de ensueño para el fútbol alemán, que el viernes ganó el Europeo sub-21 en Cracovia (Polonia) al vencer 1-0 a España en la final.
Al vencer a Chile, Alemania ha sucedido a Brasil en el palmarés de la Copa de las Confederaciones. Brasil, con cuatro títulos, es el país con más entorchados en esta competición, en la que además Francia ganó dos veces y México, Dinamarca, Argentina y ahora Alemania una.
El partido final fue el más visitado durante el evento deportivo, se calcula que en las gradas se encontraban 57.268 personas. En general, el torneo en Rusia resultó el tercero más concurrido de la historia de la Copa Confederaciones.
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