El Ejército iraquí junto con las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) liberaron los barrios orientales de la urbe en enero del año en curso, después de meses de enfrentamientos, y en febrero han lanzado las operaciones en la parte occidental contra varios centenares de integrantes de Daesh que se escondieron en la Ciudad Vieja como último bastión.
Según los cálculos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el grupo terrorista mantiene a unos 100 000 civiles retenidos en sus dos últimos reductos de la urbe utilizándolos como escudos humanos, sobre todo en el casco viejo.
Los residentes de la ciudad, antes del inicio de las operaciones, sufrían mucho a causa de la hambruna, no tenían acceso a comida ni agua ni electricidad. La situación es cada vez peor por la presencia de los terroristas de Daesh.
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