• Un palestino quema una imagen del presidente de EE.UU., Donald Trump, durante una protesta en la Cisjordania ocupada, 7 de diciembre de 2017.
Publicada: jueves, 7 de diciembre de 2017 18:15

El líder laborista británico ve la decisión de Trump como una amenaza para la paz y la UE dice que llevará la región a ‘tiempos más oscuros’.

Siguen las advertencias de que el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, del traslado de la embajada de EE.UU. de Tel Aviv a Al-Quds (Jerusalén), como “capital” del régimen israelí, provocará una ola de disturbios en Oriente Medio.

“El reconocimiento de Trump de Jerusalén como capital de Israel, con territorio palestino ocupado incluido, es una temeraria amenaza a la paz”, recalcó el miércoles el líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, en un comunicado publicado en Twitter.

En su mensaje, Corbyn insta a continuación al Gobierno británico a condenar este “peligroso acto y trabajar por una solución justa y viable del conflicto”.

Por su parte, la jefa de la Diplomacia de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini —quien expresó el miércoles su “seria preocupación” por las repercusiones de esta decisión para “la perspectiva de la paz”—, ha vuelto este jueves a alertar del peligro. A su juicio, la medida de Trump podría “llevarnos hacia atrás, a tiempos incluso más oscuros” que los actuales.

El reconocimiento de Trump de Jerusalén como capital de Israel, con territorio palestino ocupado incluido, es una temeraria amenaza a la paz”, recalca el líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn.

Mogherini ha advertido de que la decisión de Trump “tiene un efecto potencial muy preocupante”. “Es un contexto muy frágil y el anuncio tiene el potencial de enviarnos hacia atrás, a tiempos incluso más oscuros que los que ya vivimos”, ha advertido.

Tras el anuncio de Trump, el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, aseguró que Washington empezará a implementar la decisión “de inmediato”, pese a que numerosos países de todo el globo, incluidos Alemania, Francia, España, Rusia, Irán, Turquía y diferentes organizaciones regionales e internacionales han alertado de las peligrosas consecuencias que entrañará el llevarla a la práctica. 

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