El destacado corresponsal y analista internacional del diario británico The Independent, Robert Fisk, ha informado este viernes que el 3 de noviembre, Hariri recibió una llamada en Beirut (capital libanesa) durante una reunión de gabinete pidiéndole que visitara al rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdulaziz Al Saud.
Ha agregado que como nadie rechaza la petición de un rey para viajar a su país, el primer ministro libanés aceptó la invitación y viajó con su familia al país árabe.
“Cuando el avión de Saad Hariri aterrizó en Riad la noche del 3 de noviembre, lo primero que vio fue a un grupo de policías sauditas que rodeaban el avión. Cuando subieron a bordo, confiscaron su teléfono móvil y los de sus guardaespaldas. Así fue silenciado el primer ministro de El Líbano”, ha informado Robert Fisk.
También ha añadido que la esposa y la familia de Hariri están ahora en Riad, así que si el primer ministro libanés regresa a su país, su familia seguirá siendo rehén.
Cuando el avión de Saad Hariri aterrizó en Riad la noche del 3 de noviembre, lo primero que vio fue a un grupo de policías sauditas que rodeaban el avión. Cuando subieron a bordo, confiscaron su teléfono móvil y los de sus guardaespaldas. Así fue silenciado el primer ministro de El Líbano”, informa el destacado corresponsal y analista internacional del diario británico The Independent, Robert Fisk.
En otra parte de su informe ha señalado que algunas personas han podido llamar a su casa en Riad, pero él solo dice algunas palabras: “Volveré” o “Me siento bien”.
Robert Fisk, asimismo, ha opinado que Saad Hariri no renunció a su cargo por su propia voluntad. “Hariri coordinó reuniones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y el Banco Mundial este lunes. Aquellos que se supone deben renunciar como primer ministro no harán esto”, ha asegurado.
Varios altos funcionarios libaneses citados este jueves por la agencia británica Reuters confirman que Arabia Saudí mantiene al premier dimitido secuestrado y que lo obligaron a renunciar para satisfacer sus propios intereses.
Según las fuentes libanesas, los saudíes estaban presionando al primer ministro desde hacía semanas o meses para que adoptase una postura más hostil respecto a Irán y el Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá). Tras ver que no lo hacía, “aceleraron el proceso” y lo forzaron a renunciar.
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