El Departamento de Estado de Estados Unidos incluyó el martes en su lista negra a 24 funcionarios chinos y hongkoneses, tras acusar al gigante asiático de socavar “la autonomía, los derechos y las libertades prometidas a las personas en Hong Kong”.
Según afirmó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, estas personas “contribuyen materialmente o han intentado contribuir materialmente al incumplimiento de China de sus obligaciones en virtud de la Declaración Conjunta Chino-Británica o de la Ley Básica de Hong Kong”.
Como consecuencia de los embargos extraterritoriales, cualquier empresa extranjera que realice transacciones significativas con ellas será sancionada por Estados Unidos.
En una primera reacción a las medidas punitivas de Washington, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, ha condenado este miércoles, en los términos más enérgicos, los embargos estadounidenses, y subrayado que Pekín ha tomado las contramedidas necesarias contra las sanciones estadounidenses.
“Las nuevas sanciones han expuesto la mala intención de Estados Unidos de inmiscuirse en los asuntos internos de China, crear caos en Hong Kong y socavar la estabilidad y el desarrollo de China”, ha denunciado Zhao en una rueda de prensa semanal.
Las nuevas sanciones estadounidenses se producen después de que China aprobara el jueves una reforma electoral en Hong Kong con el objetivo de “afianzar la estabilidad” en esta región administrativa y la implementación del principio de “un país, dos sistemas”.
Las autoridades chinas consideran la reforma del sistema electoral de Hong Kong como un “puñetazo” para detener eficazmente el caos en curso y la injerencia extranjera en los asuntos internos de China.
Pekín ha condenado una y otra vez la intervención occidental en sus asuntos internos por el caso de Hong Kong y denunciado el apoyo que reciben desde el extranjero los elementos separatistas en esa antigua colonia británica.
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