Según informó el viernes la agencia británica de noticias Reuters, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), con sede en Washington (la capital de EE.UU.), publicó imágenes que mostraban que Camboya demolió el pasado mes de septiembre un edificio que Estados Unidos había construido en la Base Naval de Ream, en el golfo de Tailandia.
Esto ocurrió mientras que Camboya había rechazado en 2019 una oferta del Departamento de Defensa de Estados Unidos (el Pentágono) para reparar la base, lo que suscitó especulaciones sobre posibles planes para albergar al Ejército de China.
Ante tal situación, el Pentágono expresó el viernes su preocupación por los informes de que la instalación del cuartel general táctico de la Armada de Camboya, financiada por Estados Unidos, había sido destruida y pidió una explicación al Gobierno camboyano.
“Nos preocupa que la demolición de este edificio pueda estar relacionada con los planes del Gobierno de Camboya de albergar equipo militar del Ejército Popular de Liberación de China y su personal en la Base Naval de Ream”, indicó.
La embajada de Camboya en Washington no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios al respecto.
En esta misma línea, un informe del medio estadounidense The Wall Street Journal (WSJ), citando a los funcionarios de Washington, señaló en julio del año pasado que Camboya firmó un acuerdo en secreto con China, otorgando al gigante asiático el acceso a una base naval ubicada en Ream durante 30 años, con una renovación automática cada 10 años.
Por su parte, el Gobierno camboyano acusó a Washington de interferir en los asuntos internos del país y negó los informes de que China había llegado a un acuerdo secreto con Camboya para permitirle colocar fuerzas en la base, diciendo que albergar fuerzas extranjeras estaría en contra de la Constitución de Camboya.
Este reporte se produce en momentos en los que la región es escenario de incesantes tensiones entre China y EE.UU. En los últimos años, Washington ha enviado de manera regular buques y aviones de guerra a las proximidades de los islotes controlados por Pekín so pretexto de defender “la libertad de navegación”.
El gigante asiático, no obstante, rechaza tal excusa y considera “provocativa” la presencia militar estadounidense en la zona. Acusa además a Washington de violar su soberanía y de pretender controlar las aguas de la región.
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