El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha afirmado este martes que tomará en serio el nuevo lanzamiento norcoreano y que Washington se hará cargo de este asunto.
“Nos ocuparemos de ello (...) Es una situación que gestionaremos. Nos tomamos esto muy en serio”, ha indicado Trump, durante su breve declaración ante los periodistas en la Casa Blanca, sin ofrecer más detalles.
A su vez, el secretario del Departamento de Defensa de EE.UU. (Pentágono), James Mattis, ha indicado que el ensayo norcoreano representa una “amenaza a todo el mundo” y confirma que este misil “llegó más alto que cualquier otro lanzamiento que hayan realizado antes”.
Estas declaraciones se producen poco después de que las fuentes militares surcoreanas informaran de que Pyongyang ha probado este martes por la noche un misil balístico que “cubrió una distancia de unos 1000 kilómetro” antes de caer en el mar de Japón.
Nos ocuparemos de ello (...) Es una situación que gestionaremos. Nos tomamos esto muy en serio”, ha indicado el presidente de EE.UU., Donald Trump.
Por su parte, el portavoz del Pentágono, el coronel Rob Manning, confirma el nuevo lanzamiento, detallando que el misil probado se elevó 4500 kilómetros, lo que representa la mayor altura alcanzada por un lanzamiento de Corea del Norte.
Como consecuencia, EE.UU., Japón y Corea del Sur han pedido esta misma jornada una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) para abordar este nuevo ensayo.
El lanzamiento tiene lugar un día después de que Japón advirtiera de que Corea del Norte planeaba probar un nuevo misil en los ‘próximas días’.
Corea del Norte no había llevado a cabo ningún ensayo balístico desde el 15 de septiembre, cuando lanzó un misil intercontinental que sobrevoló parte del territorio japonés e impactó en el mar al este de la isla de Hokkaido.
La tensión entre Corea del Norte y EE.UU. se ha incrementado en las últimas semanas. La Casa Blanca dice que ya tiene preparadas las “opciones militares” contra Pyongyang, mientras que los norcoreanos realizan pruebas nucleares y balísticas basándose en su “derecho a la autodefensa” ante la abierta “hostilidad” de EE.UU.
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