“El presidente Trump ha reiterado que no es momento de hablar con Corea del Norte”, ha aseverado este miércoles la Casa Blanca a través de un comunicado.
El mandatario señaló el martes en una conversación telefónica con la primera ministra británica, Theresa May, que todas las opciones siguen sobre la mesa —pese a rechazar la vía diplomática— “para defender a EE.UU. y a sus aliados de la agresión norcoreana”.
Durante la llamada, ambos dirigentes abordaron la última prueba nuclear de Pyongyang, realizada dos días antes, que consideraron una “acción temeraria” que no hace más que reforzar la determinación del mundo para hacer frente a la creciente amenaza norcoreana.
Asimismo, Trump y May acordaron seguir colaborando estrechamente para aplicar presión diplomática y económica al país asiático.
El presidente Trump ha reiterado que no es momento de hablar con Corea del Norte”, asevera la Casa Blanca a través de un comunicado.
El domingo, Pyongyang llevó a cabo su sexto ensayo nuclear con una bomba de hidrógeno diseñada para ser montada sobre un Misil Balístico Intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés), según las autoridades norcoreanas.
La prueba de Corea del Norte ha agravado aún más las tensiones existentes en la península coreana. Las autoridades de Pyongyang aseguran que su desarrollo nuclear y militar se debe a la necesidad de defenderse de lo que consideran actos de provocación de Corea del Sur y EE.UU.
Desde que Trump tomó en enero pasado las riendas de EE.UU., ha empleado una retórica belicista sin precedentes contra el líder norcoreano, Kim Jong-un, amenazándolo con “un fuego y un furia jamás vistos” si no pone fin al programa nuclear y balístico de su país.
Sin embargo, esta retorica del magnate republicano y las medidas punitivas adoptadas por él contra Pyongyang no han hecho sino agravar la tensión en la península de Corea, conduciendo la zona al borde de una guerra nuclear.
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